En el coaching metacreativo trabajamos con matrices de intervención que hacen referencia a los dominios de nuestra existencia. Una de ellas es el tiempo.
Desde esta mirada podemos abordar distintos aspectos del fenómeno humano, por ejemplo las emociones. Habitamos emociones que nos conectan con distintos puntos del eje temporal. La motivación por ejemplo nos orienta y da fuerza hacia el futuro, mientras que la aceptación nos ancla en el presente, en lo que está siendo tal cual es.
Por su parte, el estado de ánimo de Resentimiento tiene una clara dirección hacia el pasado. Ya el prefijo “re” pone de manifiesto el movimiento hacia atrás como en “repetir” y “reacción”.
Bueno, estos dos ejemplos no son aleatorios: cuando estámos en esta emocionalidad automáticamente repetimos conductas “programadas” a partir de eso que nos lastimó. No proaccionamos sino que quedamos en reacción de lo que pasó. Ahora, que lo estemos repitiendo no significa que estemos haciendo exactamente lo mismo que en la situación que lo originó, sino que se activa en nosotros representaciones que nos habitan en forma de imágenes, sonidos y sensaciones que nos gatillan acciones condicionadas.
Decimos que no podemos evitar sentir, pero si podemos gestionar nuestro mundo emocional para orientarlo hacia nuestros propósitos.
Desde mi punto de vista, el primer paso para salir de resentimiento y liberarnos de las ataduras del pasado es tomar consciencia de que estamos en ese estado de ánimo e indagar sobre que fue lo que lo provocó.
Una vez que tenemos clara la situación con su “actores” es vital preguntanos: ¿Realmente quiero perdonar? Te pido que no contestes aún. Antes vamos a ver que NO ES PERDONAR:
Llamamos Perdonar a la elección responsable de salir de resentimiento para liberarnos de esa carga. Y esto es algo que lleva un proceso, no es una vez y para siempre.
Ahorá sí: ¿Cuál es tu respuesta a la pregunta anterior?
Una vez escuché de una maestra la siguiente frase: “Cuando no perdonamos estamos tomando veneno para inocularlo en quien nos dañó pero no nos damos cuenta que al mismo tiempo nos estamos intoxicando nosotros mismos”.